lunes, 7 de mayo de 2012

Los cartuchos pirata de Game Boy

¿Quién no recuerda la famosa consola portátil de los 90? Muchos de nosotros hemos tenido una de pequeños, o nos hemos hartado de jugar con la de nuestros amigos y familiares.


La Game Boy contaba con un amplio catálogo de juegos que, a pesar de la ausencia de internet, no pudieron librarse de la temida piratería. Faltaría más.

Repasemos. La gran obra de Gumpei Yokoi (también padre de las Game & Watch o la infame y a la vez adorada Virtual Boy) tenía un precio de venta que rondaba las 15.000 pesetas de entonces. Por su parte los juegos tampoco eran baratos, unas 5.000 dependiendo del título.

Además, durante nuestra infancia, la única información que teníamos para saber de qué iba el juego, su duración o calidad, era la posibilidad de jugarlo si lo tenía un amigo, probarlo en una tienda, o leer sobre el mismo en una revista (teniendo en cuenta que la Nintendo Acción no sería muy crítica con sus propios títulos). Así pues, el riesgo era elevado. Nuestros ahorros puestos en manos del destino y el buen hacer de los desarrolladores.

Ante este panorama de elevados precios y escasas pagas, surge una posibilidad de dudosa moralidad pero al menos más económica. Y tan efectiva como comprarse un paquete de cromos donde no sabes qué te va a tocar. Los cartuchos pirata.

¿Sólo para Game Color...?


Nadie sabía quién los fabricaba ni de dónde salían, pero ahí estaban. La piratería mata a tus héroes, decía un anuncio de PSX. Pero los juegos originales acaban con tu bolsillo. Además eramos niños. Todavía estábamos construyendo nuestro sistema de valores. Así que venga, me llevo ese que pone cuatro en uno.

No me creo que no hayas tenido este cartucho.


Mejor todavía, ese otro pone que son 17 juegos en un solo cartucho. ¡En ocasiones incluso llegan a ser 36! Con uno de estos me puedo pasar años jugando... O no. Porque al final, lo barato sale caro. La mayor parte de estos juegos eran un timo. Ya sean 17, 36 o 100 en 1 ... Al final resultan ser los 5 mismos juegos repetidos una y otra vez con diferente nombre. Tu compra podía incluir el Tetris, Super Block, Super Tetris, Tetris 2, Bomb Tetris, ¿Tetris Exe?... Y así infinitas combinaciones de letras y palabras que resultan ser la misma copia del mismo juego con las mismas características, una y otra vez en el mismo cartucho.

Todos ellos culpables.



Así que al final podían ser algo más baratos, pero no un chollo, sin garantías de funcionar correctamente o de que cada juego estuviera completo y no fueran tan sólo algunas fases. La suerte estaba echada. Especialmente cuando querías escoger el juego. Porque no todos contaban con un menú de selección, sino que en ocasiones había que encender y apagar la consola hasta que nos saliese el título que andábamos buscando... Aunque debo decir que por regla general el funcionamiento era correcto y por lo menos tres o cuatro juegos eran de calidad . Títulos como Tenis, Dr. Mario, Super Mario Land o el Tetris eran todo un clásico de la copia barata.

Al menos con este tipo de cartuchos X en 1 nadie podía colarnos una copia por el original, y en los unitarios por regla general tampoco.A los ojos de cualquier niño la diferencia entre cartuchos oficiales y pirata era clara. La pegatina frontal era sospechosa por su dibujo y por carecer de cualquier logotipo oficial de Nintendo o Game Boy (estos eran susituidos por Game, Game Color, Game Advance...). Nuestro instinto nos decía enseguida que algo de esto no podía ser del todo legal.

De igual modo, en el reverso del cartucho no encontrábamos ese amigable tornillo imposible de quitar, salvo con el viejo truco de quemar la punta del bolígrafo. Eran corrientes, de estrella o directamente venían sin ellos. Esto por otro lado es una ventaja que hoy en día los hace fáciles de desmontar y limpiar en caso de ser necesario.

Acuérdate de cambiar la pila si el cartucho ya no graba las partidas


No obstante, en algunos casos  la falsificación tenía cierta calidad, rebajada tan solo por "pequeños" detalles como el formato o la calidad de impresión. Y si a esto le uníamos que los que hacían la compra del juego eran nuestros ingenuos padres o abuelos, el daño a la sociedad en general y a la industria del videojuego en particular ya no tenía vuelta atrás.


Adivina cuál es el oficial y gana un DVD "original" de The Asylum.


Hoy en día podemos seguir encontrando estos cartuchos en tiendas online y de segunda mano tanto como los originales de Game Boy y, en ocasiones, el precio nos seguirá compensando. Para mí son una alternativa barata y divertida de ampliar la colección. Eso sí, no pagues más de uno o dos euros por ellos.

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